¿Cómo el plan va convertir a Chiloé en un territorio autosuficiente si la casi totalidad de las decisiones presupuestarias, económicas y políticas son tomadas desde núcleos de poder externas al archipiélago? Y junto con ello, la estructura política-administrativa regional y provincial sigue siendo centralista.
Respecto a la integración al resto del país: Chile es un invento articulado política y administrativamente a la fuerza desde el siglo XIX, todas las regiones naturales y culturales fueron incorporadas por decreto o militarmente a un ensayo de estado nacional a partir O’Higgins, desde 1818.
Chiloé fue incorporado después de cuatro campañas militares y catorce años de guerra, dirigidas débilmente por el general Ramón Freire, pero que culminaron en 1826 con la firma del Tratado de Tantauco y la anexión territorial de la Provincia, que en ese entonces abarcaba desde el sur de los Llanos de Osorno hasta el Estrecho de Magallanes.
La estructura geofísica y cultural de Chiloé se conceptualizaría como una “Dispersión Unificada”, es decir, el habitar disperso de Chiloé es reflejo de su organización espacio-temporal del archipiélago. Se generan circuitos internos, pero no son cerrados, sino más bien en estratos espacio-temporales dinámicos, a modo de circuito integrado.
El impacto espacial - territorial al implementarse cada una de estas intervenciones dentro del contexto del territorio de Chiloé establecerían sinergias entre grupos de habitantes, quedando más interconectados, pudiendo evidentemente tener un impacto positivo en la gestión del espacio y el territorio. Los diversos actores: público, privado, el mundo asociativo y el habitante podrán entablar iniciativas que los harán apropiarse de manera más creativa y productiva de su territorio, gatillando la intercomunalidad en iniciativas que pueden abarcar todas las áreas, como la economía, lo social, lo cultural, lo medio ambiental, etc.


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